Cuando nos hacemos mayores, siempre recordamos algún juguete que marcó  nuestra infancia y en la mayoría de los casos nos gustaría recuperarlo por aquello de hacer un regreso al pasado y poder revivir esos momentos en los que disfrutamos intensamente,  pero sobre todo, porque determinados juguetes nos transportan a una época de nuestra vida que en la mayoría de los casos fue feliz.
Curiosamente tuve ese sentimiento cuando relanzaron a Nancy, no el actual diseño que por cierto no me gusta nada, si no la tradicional, la de toda la vida y seguro que también le pasó a muchos varones de mi entorno cuando hace unos años, volvieron los famosos Madelman ( el buzo, el submarinista, el montañero que siempre andaban esparcidos por la casa gracias a mi hermano)
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Estos muñecos pasaron a la historia y aunque otros llegaron para sustituirlos intentándo modernizarlos,  nunca encontramos un sustituto que nos dejara plenamente satisfechos.
Algunos juguetes habitaron al arcón de los recuerdos, guardados por nuestras madres en la época de nuestra adolescencia,  donde el común de los chavales decidimos abandonar todo lo que nos unía a la niñez,  en un afán de hacernos mayores y ya de adultos,  cuando ese arcón se ha desvanecido,  nos damos cuenta que nos hubiera gustado conservarlos.
Pero los padres de hoy hemos aprendido y muchos de nosotros guardamos aquellos juguetes que en algún momento marcaron e hicieron felices a nuestros hijos, porque sabemos que algún día les ilusionará reencontrarse con ellos.
Madelman
Un ejemplo,  en el caso de mis hijos, fue el famoso Furby, un muñeco peludo de aspecto un tanto marciano con ojos saltones,  que cuando los abrieron por primera vez (allá por 1998), al mismo tiempo que hablaban entre ellos (eran dos),  dejaron a toda la familia impactada.
Pero ahora los juguetes se reiventan, igual que las personas.
No es solo una evolución si no una reinvención en toda regla aprovechando las nuevas tecnologías.
Ese pequeño Furby responde ante los estímulos, tiene distintos estados de ánimo que muestra con sus ojos LED animados y aunque habla un extraño idioma como el anterior,  es capaz de aprender castellano.  Lo más increíble es que desarrolla su propia personalidad en función de cómo los niños interactuen con él.
Según lo traten,  el muñeco será mimoso, bromista, estará de mal humor, será un cotillo, se creerá importante … en fin que gracias a su adaptación, se convierte casi en un ser inteligente con distintos comportamientos.
Nuevo Furby
Y como los tiempos avanzan, se le puede dar de comer con el Smartphone,  nos da las gracias y nos cuenta si le ha gustado la comida.
Juguetes reiventados que aprovechan las nuevas tecnologías para adaptarse a los tiempos y no quedarse fuera de juego.
 Fotos ; Famosa  Hola.com Hasbro

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