Llevamos varios años hablando ya de transformación digital y muchos de nosotros hemos acompañando a diferentes empresas en sus distintos ámbitos, unos a cambiar, adaptar o modernizar los sistemas tecnológicos, otros nos hemos dedicado a formar a directivos y empleados tanto en gestión del tiempo, nuevo liderazgo, implementar redes sociales corporativas que permitieran trabajar en remoto a los diferentes equipos y departamentos, o a utilizar nuevas herramientas tecnológicas… pero lo más importante sin duda ha sido la labor interna simultánea con las mismas empresas para cambiar o adaptar la cultura de la compañía y de cada uno de los empleados desde dentro.
Había que prepararse para un cambio, donde la tecnología jugaba un papel esencial, donde la forma de trabajar tenía que modificarse y adaptarse a los nuevos tiempos, donde los empleados debían adquirir nuevas habilidades y conocimientos para afrontar un presente que miraba al futuro.
Pero a muchas empresas esta nueva dramática situación les ha pillado en pleno tránsito, o en el peor de los casos con el pie cambiado, porque eso de las nuevas tecnologías parecía que no iba mucho con ellas.
Sin duda nadie preveía un cambio tan brusco, nadie esperaba que un virus nos iba a tener a todos los habitantes del planeta encerrados semanas, incluso meses en nuestras casas y que las empresas tendrían que dar una respuesta ágil para seguir funcionando.
El primer impacto como es lógico pilló a todo el mundo como gallinas sin cabeza, en algunos casos incluso algunos entraron en pánico, pero poco a poco las empresas han ido reaccionando.
En las últimas semanas he visto de cerca con estupor cómo alguna gran empresa no solo no tenía ningún tipo de herramienta para que sus empleados pudieran comunicarse, más allá de sus propias herramientas particulares, ni se contaba con ningún tipo de solución para trabajar en remoto, incluso muchos empleados ni siquiera cuentan con equipos portátiles de la compañía para realizar las tareas encomendadas desde casa. También he comprobado cómo la documentación necesaria para realizar informes, atender proveedores, solucionar problemas… no está alojada en la nube, en un sistema seguro y por tanto los trabajadores no tienen acceso a la misma y no pueden trabajar en remoto.
Y si esto ha pasado en algunas grandes empresas, qué no habrá ocurrido en muchas pymes que lo han tenido igual o más complicado.
Cierto es que hay muchas grandes empresas y pymes preparadas, otras muchas que nacieron en la época tecnológica y por tanto el cambio no ha sido tan drástico, están mucho más acostumbrados incluso a teletrabajar, porque forma parte de la estrategia de la compañía.
Creo que en esta crisis todos vamos a aprender muchas cosas, pero las empresas que aun no se habían adaptado están aprendiendo a golpes y a paso acelerado porque no les queda otra. Los directivos y empleados hacen cursos de formación y aprenden a utilizar nuevas herramientas a toda velocidad.
Quizás después de todo el horror que estamos viviendo, al menos este duro golpe sirva para que todos entendamos que hay que aprender a adaptarse (en lo personal y en lo profesional), a gestionar los cambios y estar preparados, porque la sociedad no solo está cambiando, sino que va a cambiar mucho más y sobre todo está cambiando la forma en la que hasta ahora muchos entendían el trabajo.
La transformación digital no es un simulacro, la transformación digital ya es una realidad.