Cuando visitamos una ciudad, siempre pensamos que la hemos conocido, hemos entrado en su Catedral, paseado por sus calles, recorrido sus monumentos y comido en alguno de sus típicos restaurantes, pero si esta visita se realiza con un lugareño, descubrimos una ciudad diferente y nos damos cuenta que realmente no conocíamos ni una milésima parte de lo que esa ciudad escondía en su interior.

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En este viaje hemos descubierto Santiago de Compostela, un paraíso de clima, cultura, arquitectura y gastronomía. Este viaje que os voy a relatar lo realizamos de la mano de Fidel Martín, un vigués que cuando llegó a estudiar a Santiago, se enamoró de la ciudad, y decidió convertirse en hijo adoptivo. Su pasión por esta ciudad es absolutamente contagiosa.

Si me preguntaís:

¿Qué es lo que más me gustó de Santiago? os diré que quizás poder atravesar la Catedral de norte a sur y de este a oeste caminando por sus tejados. Es una experiencia única donde además de aprender historia y arquitectura, disfrutamos de las mejores vistas de la ciudad desde las nubes.

Tejado Catedral de Santiago

¿Algo que me impactó? Sin duda el sentir volar el botafumeiro por encima de nuestras cabezas. Solo había sentido esa sensación al entrar por primera vez en la Mezquita de Córdoba. Te encoge el alma.

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¿Qué me sorprendió? La recepción del alcalde de Santiago Martiño Noriega. Da gusto encontrarte con personas cercanas, sin boato de mando, pero educadas, que te animan a preguntar todo lo que quieras saber y además te enseñan los rincones más ocultos del edificio que alberga el Ayuntamiento, como los maravillosos cuadros de su interior (incluso un Sorolla), las mazmorras, o la espectacular terraza desde donde divisas una gran parte de Santiago desde el cielo.

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Foto grupo Ayuntamiento de Santiago

¿Con qué disfruté más? Desde luego con la variada y maravillosa gastronomía de la ciudad. El viernes nos estrenamos con la exquisita cocina de A Casa da Viña, un precioso lugar restaurado, donde cada plato era una auténtica delicia para el paladar. Tras la locura de ver uno y mil espectaculares edificios y monumentos, necesitábamos reponer fuerzas y para empezar bien la noche, comenzamos con una visita al Café Casino para degustar una auténtica queimada de sapos y bruxas (os dejo un post con la receta y el conjuro). Para rematar la noche una cena espléndida en A Cuchara do Villar , un restaurante muy céntrico, donde además de cenar rico rico, Sara Santos su encantadora dueña, nos enseñó a hacer las mejores galletas del mundo y si nos quedamos un día más terminamos aprendiendo a cocinar su afamado bizcocho o su increíble tarta de Santiago.

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El sábado tuvimos la oportunidad de degustar las mejores tapas de Santiago en O Celme do Caracol (tan bueno estaba todo que volvimos al día siguiente) y cenar una mariscada por todo lo alto en el restaurante Don Quijote (sorprendente nombre para estos lares), de la mano de su dueño y fundador.

¿Qué me fascinó? creo que todo lo que pude contemplar. Desde la preciosa Catedral (una pena que esté en plena restauración y por lo tanto casi tapada), pasando por la biblioteca de la Facultad de Geografía e Historia, que me pareció Impresionante con mayúsculas, el Mercado de Abastos, donde por supuesto compré unas increíbles hortensias que lamentablemente no llegaron vivas a Madrid y me quedé con ganas de traerme esa maravillosa carne gallega; la Casa del Cabildo, la Plaza del Obradoiro y el Museo de la Catedral con increíbles piezas o el Museo de Peregrinaciones

Catedral desde el tejado

¿Que no me esperaba? la ciudad de la Cultura de Galicia, una obra diseñada por Peter Eisenman pero incabada, ya que se paralizó su construcción cuando aún faltaban dos edificios el Teatro de la Öpera y un Centro de Arte Internacional, pero pudimos ver el edificio de la gran Biblioteca y el Archivo.

biblioteca

¿Qué me faltó? desde luego eché en falta el poder realizar el último tramo que teníamos previsto del Camino de Santiago, pero estábamos ya tan cansados que fue imposible levantarse a tiempo para caminar esos kilómetros que debíamos haber recorrido. A cambio fuimos a tomar un chocolate con churros en A Cuchara que nos supo a gloria y visitamos el Museo de las Peregrinaciones, donde hay cientos de figuras que representan al Apóstol.

Santiago de Compostela 5

¿Qué me hizo ilusión? Además del viaje en si que fue fascinante, encontrarme en el hotel como bienvenida una estupenda tarta de Santiago  o un fantástico queso y pimientos de Padrón, con el sello inconfundible de Galicia Calidade.
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Muchas gracias a Fidel, a mis compañeros de viaje y por supuesto a Sara Santos, José Antonio Rivero, Carlos Tardáguila y Rita Sobrado por haberlo hecho posible.

Sin duda un largo fin de semana donde por fin pudímos conocer de verdad, de verdad, Santiago de Compostela, un paraíso por descubrir.

Con Christian Delgado y Fidel Martín en Santiago de Compostela

  • Me encanta el post, Fátima. Muy bueno lo de intercalar Vines y el modo de resumir tantas sensaciones, sabores, olores y descubrimientos. Felicidades. Santiago es mi ciudad y la he revivido a través de tus palabras y destellos de imágenes. Gracias

  • Muchas gracias Eva!! Me parecía un poco arriesgado subir tantos Vines, pero es que las experiencias lo merecen 😉 Pasar el filtro de una oriunda como tú no es fácil, así que me dejas feliz con tu comentario. Me alegra muchísimo que hayas podido retornar a tu hogar durante unos minutos. Gracias a ti 😉

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