Parecía que Campofrío se había quedado en el pobre Chiquito de la Calzada, pero la marca ha vuelto a sorprendernos con su nueva campaña de publicidad.
La realización del spot es estupenda y la idea sencilla, pelearse por la última loncha, pero contada de una forma muy diferente, lo que ha generado diversidad de opiniones.
¿Es para tanto la polémica?
Me sorprenden algunos comentarios en Twitter de usuarios diciendo que la campaña es racista, no entiendo la clave de la acusación.

¿Diríamos lo mismo si en la campaña aparecieran dos luchadores de sumo, o luchadores mexicanos, o de wrestling americano, o Hulk Hogan? ¿O es que lo que nos pasa es que ver a dos mujeres indígenas, subidas en el ring, nos descoloca?
Qué piensan algunos, ¿qué han cogido a dos pobres mujeres bolivianas, las han disfrazado y las han puesto a darse mamporros en un ring?
Cholitas bolivianas
Ese tipo de lucha lleva años celebrándose en Bolivia, son mujeres que reivindican su femineidad y su existencia en una sociedad terriblemente machista.
 Precisamente mostrarlas en un anuncio creo que demuestra una mirada valiente, tolerante y sin prejuicios por parte de la marca. Y hacerlo como metáfora de lo que pueden llegar a hacer dos pijas en una fiesta por comerse un trozo de jamón, como mínimo me parece cómico.
Al final no deja de ser un toque de humor, bajo mi punto de vista, no una comparativa racista.
Últimamente nos quejamos por todo. Seamos un poco tolerantes, miremos las cosas con otros ojos, ya tenemos bastante con la que está cayendo como para buscarle los tres pies al gato.