Andalucía es una de las comunidades autónomas españolas que, al estar la mayor parte de sus ciudades comunicadas por AVE, nos ofrece lugares únicos para disfrutar de un perfecto fin de semana.
Hoy haremos un recorrido por Córdoba, quizás uno de los destinos turísticos de interior con más encanto, ya que al igual que Granada, guarda en cada una de sus calles y rincones de la judería, el más puro embrujo árabe.
Si pensamos en cómo llegar, una alternativa es viajar en coche tomando la Autovía de Andalucía (unas 4 horas desde Madrid, haciendo una parada para hidratarnos), aunque realmente no necesitaremos coche para la estancia, ya que Córdoba es una ciudad para disfrutarla caminando, así que lo mejor para un fin de semana tranquilo es desplazarse en tren, el trayecto desde Madrid no llega a dos horas.
Una vez llegados a la ciudad, la oferta hotelera es bastante amplia, Córdoba cuenta con alojamientos para todos los bolsillos, pero sin duda personalmente me quedo con dos de sus hoteles:
– Hotel Córdoba Center, en la zona más nueva de la ciudad, pero muy cerca del centro, es un hotel moderno y funcional, con amplias y cuidadas habitaciones, un magnífico buffet para desayunar y una estupenda piscina en el ático, desde donde se divisa toda la ciudad a vista de pájaro, mientras tomamos el sol y nos bañamos de día, o tomamos una copa por la noche.
– Hotel NH Collection Amistad de Córdoba si os gusta lo tradicional, sus edificios datan del siglo XVIII y está instalado en el mismo corazón de la judería. Las habitaciones son bastante amplias y confortables y tiene un precioso patio de estilo mudejar totalmente restaurado. Si os alojáis aquí, no dudéis en dar la vuelta al edificio donde encontraréis la estatua de Maimónides, al que hay que pedir un deseo tocando su babucha izquierda.
Una vez instalados en el hotel y ya entrada la tarde, daremos un primer paseo por la ciudad.
Podemos comenzar por la Judería y acudir a una de las teterías que encontraremos por el centro, como Hammam o Petra, con una decoración que nos transporta y donde también sirven comida típica marroquí, podemos aprovechar para cenar allí, pero si estamos cansados del viaje, alrededor de los hoteles encontraremos varios restaurantes típicos cordobeses o cadenas de restaurantes conocidas ( Foster’s Hollywood, La Mafia…) Si preferimos cenar ligero podemos tomar unas tapas o pasarnos por el restaurante japonés de la esquina . Conviene acostarse temprano para poder madrugar y aprovechar bien el fin de semana.
Empezaremos la mañana del sábado desayunando en los estupendos buffet de los hoteles, aunque también podemos acudir a cualquier terraza que encontraremos por el camino, un café con bollería o tostada con tomate y zumo de naranja no nos costará más de 2,50€ .
Repuestas las fuerzas con un sueño reparador y un buen desayuno, nada mejor que unas horas de shopping, que se convertirán en un agradable paseo, ya que las tiendas están concentradas en un amplio núcleo de calles de acceso peatonal.
Según salimos del hotel Córdoba Center, encontraremos a unos 500 metros El Corte Inglés, Mango, Sfera, Benetton, HM, el grupo Inditex al completo… es decir todas las tiendas a las que estamos habituados, pero si nos vamos adentrando por las callejuelas llegaremos a esas tiendas con encanto, al más puro estilo de los zocos marroquíes. Podemos encontrar todo tipo de artesanía, preciosas lámparas, bolsos, monederos, teteras, puffs, maletas, pulseras, pinta labios que permanecen inalterables todo el día…
Tras la mañana de compras, podemos hacer una parada en la Plaza de la Tendillas para tomar un café, un refresco o un aperitivo en cualquier terraza, las hay por todas partes.
Llegada la hora de comer lo difícil es elegir entre la amplia variedad de locales repartidos por toda la ciudad, desde comida italiana en la franquicia de la Tagliatella (si vamos con niños es muy socorrido), pasando por los lugares más típicos (muchos de ellos con flamenco nocturno pensado para los extranjeros). Muy recomendable Casa Pepe de la Judería, con su inconfundible fachada blanca llena de flores y sus ventanas y balcones de intenso azul añil, que cuenta con lo mejor de la gastronomía cordobesa, aunque personalmente me quedo con Casa Rubio, en la Puerta de Entrada de la Judería. Este restaurante es óptimo para comer, pero absolutamente recomendable para cenar en la terraza del ático, donde los atardeceres sobre la muralla son únicos.
Un exquisito salmorejo y un magnífico rabo de toro, harán las delicias de cualquier paladar, pero cuidado al pedir las berenjenas, las raciones son enormes y con dos o tres berenjenas por persona es más que suficiente, ya que tienen un intenso rebozado con miel. Lo mejor, pedir medias raciones para no equivocarse. Una buena carta de postres y un buen vino para terminar de disfrutar. Tras la comida, se impone una siesta para tomar fuerzas o un baño en la piscina, para aprovechar el sol cordobés y las magníficas vistas (si el tiempo lo permite).
Por la tarde visita obligada a la Mezquita. Aunque ya la hayamos visitado otras veces, es un lugar que no deja de sorprendernos por su increíble belleza y magnitud. Ahora también se puede realizar el recorrido nocturno, aunque 18€ adultos y 9€ los niños me parece un precio bastante elevado.
No os perdáis como curiosidad el Museo de la Inquisición. Si entráis a última hora de la tarde, la verdad es que impone, algunos «artilugios» ponen los pelos de punta y nos hace reflexionar.
Si tenemos la suerte de viajar en mayo, podremos contemplar los preciosos patios de las casas privadas que, para esas fechas, estarán llenos de flores, coincidiendo con la celebración de las Cruces de Mayo.
Si lo vuestro no es visitar monumentos y lo que queréis es un fin de semana de relax, nada mejor que probar los Baños Árabes, con circuitos y masajes a muy buen precio, que podemos reservar previamente en la misma página para asegurarnos el sitio.
Para cenar, si ya hemos comido en un restaurante típico, nos acercarenos al Mercado de la Victoria, situado en el parque central de la ciudad. Me recuerda mucho al Mercado de San Miguel o el de San Antón de Madrid, pero bastante más barato.
Magnífico japonés, buenas hamburguesas, pinchos, marisco… y de postre fruta, helados o postres únicos para los más golosos.
Para cerrar un magnífico día, una copa en la terraza del chill out del mismo Mercado nos hará sentirnos plenamente felices, o si estamos cansados, podemos acercarnos a la terraza de la última planta del hotel a tomar un mojito al lado de la piscina con las mejores vistas, si estamos en el Córdoba Center, o una copa relajada en el precioso Patio Mudéjar si estamos en el NH Amistad.
El domingo lo mejor es levantarse pronto, disfrutar del magnífico buffet del hotel y emprender el camino hacia el Alcázar de los Reyes Católicos, el Museo Ecuestre, la Sinagoga del Siglo XIV, el Puente Romano sobre el Guadalquivir o elegir entre las múltiples Casas y Palacios.
En nuestro paseo, un estupendo aroma nos llevará hasta el herbolario de Titi&Carpi , una preciosa tienda inaugurada este verano, donde encontramos una cuidada selección de tés y especias que podremos comprar al peso, miel, teteras, productos ecológicos de cuidado personal… La amabilidad de sus dueños, el mimo con el que envuelven sus productos y su personalizada atención, consiguen no solo que salgamos cargados de bolsas, si no que se convierta en cita obligada para nuestro próxima visita a la ciudad.
Para comer podemos comenzar con un picoteo en el Patio de la Judería, unas estupendas berenjenas con miel cortadas en trocitos pequeños, que harán las delicias de cualquiera que las pruebe, unas croquetas caseras, un buen salmorejo y por supuesto para rematar nos pasaremos por Santos, al lado de la Mezquita, aunque solo sea por ver el tamaño de las tortillas de patata, merece la pena acercarse.
Por la tarde, antes de pensar en el regreso, daremos un último paseo por el Jardín Botánico o visitaremos los últimos monumentos. Muy recomendable tomar un café en los Jardines del Alcazar de los Reyes Cristianos o en El Parque, un lugar muy agradable y tranquilo en el parque central de la ciudad.
El fin de semana perfecto ha concluido y cuando llegas a casa y deshaces la maleta, empiezas a ser consciente: esta ciudad te ha atrapado y estarás deseando volver cuanto antes.
Ahora entenderéis por qué regreso cada año a esta ciudad.