Durante toda mi vida he sido bastante optimista. En la mayoría de las ocasiones veo la botella medio llena y el dicho de «Dios aprieta pero no ahoga» se ha cumplido sistemáticamente antes o después.
Pero cada día ese optimismo, que creo es innato, es más difícil de mantener pese a los esfuerzos por intentarlo.
Nuestro país está cambiando mucho y desgraciadamente no para bien.
No voy a entrar en problemas políticos ni si este o el otro son los culpables, solo intento reflexionar y exponer como día a día todo va involucionando.
Pero vamos por partes.
El sábado pasado que por fin no llovía en Madrid, aprovechamos para visitar la Feria del Libro en el Parque del Retiro .
Cientos de personas se agolpaban entre las casetas para ver las novedades, contemplar la belleza de algunos libros incunables, cotillear por un agujerito a algún escritor famoso firmando libros o simplemente dando un paseo con los niños para disfrutar del día .
Vimos pocas bolsas en las manos de los paseantes, mucho me temo que no por falta de ganas si no de presupuesto para poder llevarse a casa ese libro que tanto podía apetecer.
Cierto es que ahora tenemos ebooks, que muchos libros te los puedes bajar de internet, pero quizás porque sigo siendo romántica o por mi pasado editorial me encantan los libros de papel.
Regresando ya al coche para volver a casa a comer, en un radio de tres manzanas en pleno barrio de Salamanca contamos hasta 7 locales de comercios «de toda la vida» cerrados, con carteles de se alquila, se traspasa o simplemente ese rótulo que alguien olvida quitar el día de cierre que reza «liquidación total por cese de negocio»
¡Quien ha visto y quien ve este barrio señorial de Madrid!.
Ahora solo se asoman por sus calles ancianos que ya van contando sus últimos días y el resto en su mayoría son inmigrantes que se amontonan en pisos donde viven varias familias juntas para pagar entre todos el alquiler o simplemente la chica de turno que cuida y acompaña al anciano. Poca gente joven y muchos menos niños.
Claro está que con los precios que llegó a alcanzar la vivienda en este barrio en los últimos 20 años, era imposible quedarse allí a vivir aunque nos hubiera gustado seguir en nuestro barrio de toda la vida, pero los que entonces éramos jóvenes y nos pilló la burbuja inmobiliaria no nos lo podíamos ni plantear, así que terminamos como muchas familias recién creadas, viviendo en las afueras de la capital.
Ahora nuestros hijos lo tienen claro. La sensación de falta de futuro en España les está llevando a estudiar todo lo que pueden y especializarse en varios idiomas, porque saben que en cuanto hayan terminado sus carreras universitarias y Masters podrán encontrar su devenir en otros países de Europa donde el panorama al menos no pinta tan mal y hay muchas más oportunidades de tener un trabajo y poder vivir dignamente.
Hablando esta mañana con la chica que viene a casa por horas para ayudarme con la casa, me decía que lleva apuntada al paro un año y que le han comunicado que recibirá en los próximos días una pensión del Estado Español de mas de 400€. Jamás ha cotizado a la Seguridad Social, en ocasiones ha tenido hasta tres casas (ahora con la crisis solo le queda una), pero nunca le ha faltado un médico que la atendiera y además bastante a menudo. Sus primos que también viven en España, nunca han trabajado de forma continua, solo haciendo chapuzas de fin de semana en alguna casa y tampoco han cotizado, pero también están apuntados al paro y esperan les concedan pronto la misma «ayuda»…
Muchas de las personas de nuestro entorno personal y profesional están en el paro, angustiadas y agobiadas porque los meses pasan y no encuentran salida.
Otros que hasta ahora te parecían gente seria, cumplidora y responsable dejan de pagar sus facturas a proveedores aunque ellos hayan cobrado porque «la vida está muy achuchada y necesito el dinero para otras cosas» ya les pagaré cuando me venga mejor…
En fin, aquí hay algo que falla : los barrios se mueren, muchas empresas cierran, la lista de parados no deja de incrementarse, los jóvenes emigran, gente que era decente deja de serlo y nosotros, que ya hemos pasado la edad de cambiar de tercio, nos quedaremos observando como todo va decayendo (hasta el Corte Inglés no es ni su sombra), viendo como los europeos ya jubilados se instalan en nuestras costas como hicieron en los 60 con sus estupendas pensiones, comprando casas a los españoles, que no les queda mas remedio que vender a bajo precio porque si no el banco les quitará hasta la camisa y veremos como se siguen «crujiendo» a impuestos a los emprendedores, se siguen dando subvenciones, escolarizando y ofreciendo servicios a personas que nunca han pagado impuestos.
Gastaremos cada día menos, la clase media como sigamos así, acabará desapareciendo y la gente de mas de 50 que se supone es la edad en la que su consumo puede ser mas alto, seguirán entrando en las listas del paro sin visos de encontrar una salida, porque las empresas españolas ya no valoran el talento y la fidelidad, se han vuelto corto placistas e ingresan en sus filas personas con un futuro prometedor pero un presente incompleto.
Con estos mimbres difícilmente haremos buenos cestos.
España, si un milagro no lo remedia, se convertirá en la próxima década en el Asilo de Europa.
Estupendo artículo Fátima. Me ha llenado de congoja porque el retrato que haces es directo, «visual» y estremecedor.
Tienes razón, creo que ahora no es tiempo de buscar responsables; ya lo haremos. Importa buscar la manera de taponar urgentísimamente las heridas por donde se le escapa la vida a España.
Si cuando creímos ser todos ricos nos permitimos todo tipo de lujos y satisfacciones es obvio que hoy, cuando ya sabemos que somos tan pobres que es posible que estemos quebrados, tenemos que ajustarnos a lo indispensable. Y esperemos que nos alcance para lo indispensable. Como cualquiera en su sano juicio empezaremos por tratar de atender nuestra casa, a los nuestros. ¡Ojalá nos alcance! Después, si nos sobrase (¡milagro!), podremos plantearnos atender a los demás. Lo que es suicida es que mientras en nuestra familia española exista una feroz indigencia, nos ocupemos de favorecer a otras familias.
No hace tanto que disfrutábamos de una ética en nuestra sociedad que, por ejemplo, condenaba a la vergüenza y al oprobio a quien no atendía sus deudas. La conciencia individual y colectiva impedía el sosiego si se dejaba de atender un compromiso. La pérdida de ética personal y social conduce inevitablemente a la catástrofe. Estamos en un peligrosísimo proceso de putrefacción que tenemos que frenar de inmediato. Quien no paga sus deudas pero mantiene sus caprichos es un delincuente, diga la ley lo que diga.
Sólo podremos rearmarnos poniendo el horizonte desde la línea de nuestros hijos en adelante. Hay muchos que sólo tienen capacidad para mirar el hoy, sólo se miran a sí mismos e ignoran qué afrontarán sus descendientes. Son seres perniciosos desde luego. Hoy se nos han colado en el poder económico, político, cultural, empresarial… ¡Tenemos que echarles del poder porque están incapacitados para ser dirigentes! Sólo pueden liderar quienes ya tienen su presente completo para que posibiliten que otros tengan un futuro prometedor.
Bueno, para alejar el amargor de boca, me quedo con que en la Feria del Libro viste centenares de personas. ¡Aún corre sabia por el tronco!
Un beso
un poquito triste, pero es la realidad. Preguntale a tu muchacha donde dan los 400e, que mi mujer se ha llevado cuatros como autonoma y por lo visto no le dan un duro. a ver si nos tomamos una cerveza este verano y ahogamos las penas,
Hola Jose Luis
Que alegría verte por aquí!!
Si, la verdad es que es triste pero es donde nos han llevado en este país lamentablemente.
Los buenos fuera, los malos dentro, los que no pagan impuestos con subvenciones y los que si ahí tirados… en fin
Este verano nos vemos sin falta que ya se echa de menos!
Un beso y muchas gracias por dejar tu comentario