¿Cuál es la frontera que separa nuestra personalidad entre el mundo real y el mundo virtual?

Viviendo las experiencias de los últimos tiempos, me hace pensar cómo es posible que a diario vivamos en dos  mundos tan diferentes, los que ahora nos dedicamos a gorgojear (como decían esta mañana en la Cadena Ser, término que por otro lado creo no corresponde para nada a nuestra realidad)

En el mundo real, nuestros jefes, compañeros de trabajo, nuestros clientes, nuestros vecinos, quizás nosotros mismos, no nos  mostramos tan encantadores y educados como lo que a diario encontramos en la red.

En el mundo real cuando tienes un problema, una enfermedad, cuando necesitas una orientación, cuentas con un puñado de verdaderos amigos que se preocupan por ti, pero el resto, los que consideras amistades, los compañeros de trabajo con los que convives muchas horas al dia, pasarán de refilón y a la menor oportunidad escurren el bulto y si te he visto no me acuerdo.

¿Por qué aquí, en la red, detrás de un Pc, un Mac, un smartphone,  estamos todos dispuestos a ayudarnos, a trabajar unidos ante una catástrofe, a compartir nuestros conocimientos sin recibir nada a cambio? 

¿O quizás es mucha la recompensa de sentirnos útiles, recibir un gracias de corazón, o simplemente saber que has echado una mano desinteresadamente?

¿Por qué nos alegramos sinceramente cuando uno de nosotros consigue un nuevo cliente o recibe un premio?

¿Por qué escuchamos ávidamente  la radio o la televisión, o leemos un artículo si el  entrevistado es uno de nuestros followers, como si se tratara de nuestro mejor amigo?

¿Por qué comentamos satisfechos y orgullosos a nuestra familia: me lo ha dicho mi amigo el meteorólogo, el médico, el abogado, el músico, la farmaceútica de Twitter?

Pero curiosamente,,  todos los que sentimos lo anterior, buscamos cualquier ocasión para vernos, desvirtualizarnos y llevarnos a nuestro mundo real, porque en nuestro inconsciente queremos trasladar nuestra buena experiencia al mundo real.

Estoy llegando a la conclusión que en la red, estamos construyendo un Mundo Mejor, ese mundo que a cada uno de nosotros nos gustaría encontrar al despertar cada mañana.

Un mundo donde al salir a la calle te encuentres personas que te den los buenos días y te pregunten cómo estás, que te llamen para decirte que le des el parte de la enfermedad de tu hijo, de tu madre…, que escuche tus alegrías y tus tristezas, que comparta contigo su sabiduría y las risas, que mueva Roma con Santiago para poder ofrecerte lo que necesitas o te pida algo sabiendo qué tu harás lo mismo por él.

Hemos dado un primer paso de gigante,  pero ¿seremos capaces entre todos de llevarlo a la realidad o  simplemente se quedará en un mundo virtual?